Blanco o negro

   
Fuente: pexels.com
Me pregunto si hay apasionados del fútbol que sean, de forma simultánea, del FC Barcelona y del Real Madrid, o del Sporting de Gijón y del Real Oviedo, por poner dos de los ejemplos con los que me he encontrado a lo largo de mi vida y que, de forma indefectible, son excluyentes: desde el primer día que se toca un balón, se debe elegir entre uno u otro.
     Solo busco a alguien que le suceda algo tan simple como que le apasione un deporte y que disfrute tanto viéndolo en televisión, como en directo, independientemente de los equipos que jueguen o bien, que disfrute practicándolo de forma habitual con sus amigos y no se defina como el sustituto de Mesi o de Cristiano, por ejemplo. Que disfrute de un deporte sin dejarse llevar por unos sentimientos que, la mayor parte de las veces, están reñidos con el juego limpio, las tácticas dentro y fuera del terreno, la realidad.
     No sé si se debe hablar de manipulación. Desde una edad bien temprana inculcamos a nuestros retoños nuestras miserias; quizás aquellas que nos inculcaron a nosotros, manteniendo una tradición atávica que no hace sino perpetuar la indecencia adquirida. En otras ocasiones se decide por las contrarias, en un intento rebelde de huir de las exigencias paternas.
     El hecho de decantarse por un equipo u otro es algo que sucede en la práctica totalidad de los deportes. Pero algo tan simple como un aficionado que sea simultáneamente culé y madridista o bien, que no sea de ningún equipo en concreto, es algo muy difícil de encontrar. ¿A nadie le gusta el fútbol y no se define de un equipo en particular? Supongo que en otras facetas nadie compite con nadie; cada uno ocupa su parcela y puede ser considerado mejor o peor en ese espacio en concreto. Me refiero a otras actividades. Sin embargo, en el deporte, una de las máximas es la competición, la de ganar a toda costa y, en los últimos tiempos, a cualquier precio.
     Tan solo pido un amante objetivo del deporte. ¿Perdería el deporte toda su esencia al considerarlo inútil desde el punto de vista de la competitividad? Supongo que es algo tan inculcado en el imaginario público, que el hecho de no decantarte por uno u otro, motivaría una falta de interés a corto plazo. En el deporte, al menos en la mayoría, no hay cabida para la empatía, supongo.


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