Despacito, paisanito

"Despacito, paisanito, despacito y tenga fe"... Es lo primero que alguien me ha dicho hoy, antes incluso que el habitual "Buenos días". Se trataba de un vecino con el que, los mas de los días, me cruzo a primera hora cuando saco a pasear a Queen, mi perro ya entrado en años, el carlino lleno de achaques y vida. -"Es una canción de Atahualpa Yupanqui" -me aclaró. Y he de confesar que no la conocía. Ahora ya sí, dado que justo en el momento en que el vecino continuó calle abajo busqué la letra de la canción en el mundo onírico que guarda todo teléfono móvil. Pensé que aquello, como en las películas, era una señal de alguien que habitualmente se cruza en nuestras vidas y al que apenas tenemos en cuenta entre el ajetreo diario y, sin embargo, se trata de un ser de otro planeta, otra dimensión o de otro concejo alternativo que viene a mostrarnos un camino oculto al que se accede únicamente si atendemos a esas señales escondidas. Es una