Fugitivos y Mercadoners

Fuente: pexels.com
Con esta nueva etapa de confinamiento están apareciendo nuevos individuos que conforman un grupúsculo más o menos concurrido de las llamadas tribus urbanas. Me han llamado la atención, sobre todo, los Fugitivos y los Mercadoners.

Me pregunto si cuando todo esto acabe y comience la nueva era que se promete, estas nuevas tribus permanecerán o desaparecerán como lo hará, espero que mas antes que tarde, la ineficacia con la que tratamos el virus en la actualidad. Hablo, sobre todo, de los Fugitivos y los Mercadoners. Los primeros son aquellos que salen de sus casas eludiendo la necesidad de confinamiento y evitan a la policia durante el paseo furtivo que los lleva al supermercado a por la compra absurda, al kiosco a por un periódico que presumen imprescindible o al paseo entendido como obligado por, sobre todo, aquellos ancianos que ven rota su rutina diaria. Yo, como compañero de perros -siempre he evitado el sustantivo dueño-, también me siento fugitivo en tanto que damos el paseo mínimo como quien atraviesa un campo de minas, sabiéndose observado por multitud de vecinos que, aprovechando su ociosidad, creen que deben recordarte cada 10 metros, que deberías estar en casa. Como ellos. Quiero romper una lanza también a su favor, dado que me gustaría estar en casa, efectivamente, y no dar ese paseo a un perro que apenas le vale para aliviar sus necesidades fisiológicas. Me gustaría hacer lo que fuese para aliviar su ansiedad y su aburrimiento y contagiar a los vecinos anteriores eso que los hace maravillosos -me refiero a los perros-; aceptar la situación aun sin entenderla. Pero sin juzgarte por ello. Por otra parte, la otra tribu que me ha llamado la atención sobremanera son los Mercadoners, esos individuos que no dudan en esperar en una cola infinita la entrada al supermercado por todos conocido, aun a sabiendas de que el supermercado más cercano ofrece artículos similares sin la necesidad de perder una hora de tu vida mientras, a un metro de distancia, miras con recelo la espalda del mercadoner anterior. Me pregunto por qué hay esa respuesta en ese supermercado en concreto. He llegado a pensar, en esta época en la que las conspiraciones parecen explicarlo todo, que ha sido el Sr. Roig quien ha ideado todo esto, que ha sido la suya la cabeza pensante que ha desarrollado el virus en algún laboratorio clandestino de China y ha dejado que la humanidad entera se infecte. Sin embargo, sé que es una idea absurda. Aunque sus estantes se vacían con mas celeridad que antes.

Y si cuando todo esto pase -una vez aprendamos a convivir con el virus, dado que soy de los que piensa que no se va a erradicar, sino que aprenderemos a convivir con él tal y como lo hacemos con el virus de la gripe común, por ejemplo- esas nuevas tribus no desaparecen? Qué sucederá si, en unos meses, los Fugitivos continúan esquivando a la policia y a sus vecinos y los Mercadoners mantienen su ansiedad por llenar el carro de la compra en el superemercado de turno, porque no somos capaces de aceptar esta dosis de humildad y el nivel de psicosis continúa en el tiempo? Eso es lo que debería darnos mas pavor incluso que el virus: que no sepamos aprender de esta lección de humildad a la que nos enfrentamos.

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