Exigo una satisfacción
Fuente: pexels.com Hay individuos que están por encima de toda ofensa. Les es indiferente la palabra soez, el insulto o el improperio. Dejan escapar la rebelión como la gota de agua que cae del grifo mal cerrado. Con indiferencia. En el primer paseo diario con mi perra vi a unos de esos individuos de los que hablo, atado también a un perro que caminaba a unos veinte metros de nosotros. Envuelto en un anorak azul llevaba el paso distraído de quien tiene la mente despejada y en calma. Dada la situación de tensión que se vive actualmente con motivo de la reclusión forzosa, alguien -un vecino de la calle por la que paseábamos- se dirigió a él con el tono despectivo de quien pretende comenzar una discusión. Lo hizo con megafonía y parapetado tras una persiana. Me pregunto por qué no dio la cara cuando gritó "Vete para casa ya con el perro. Gilipollas. Sí. Tú. El de azul". Me quedé mirando hacia arriba para ver si podía distinguir al vecino en cuestión ...